viernes, 15 de octubre de 2010

Despues de la casa...

como una cuestion didactica, un dia mientras me fumaba a la interperie una antologia de Borges me puse a pensar que seria de las noches aquellas que siempre saben a olvido, pero ese olvido que se recuerda pero no del todo, como una especie de medio olvido, medio recuerdo.

y ahora estas noches constantemente tocan la ventana pidiendo un poco de compañía, al principio suelen ser buenas noches, después molestas, para ahora convertirse en algo que tortura las paredes internas del alma, esas paredes que como poeta suelo tener ligeras, mas ahora, creo que se han roto de nostalgia.

muchas cosas han pasado desde que comense a escribir poesía, mas de alguna sonrisa, mas de alguna mirada robada de los labios de la vida, muchas derrotas, muchas despedidas inevitables, amigos nuevos, otros tantos que descubrieron que el equipaje siempre es efímero, pero por primera vez la poesia duele, desgarra las entrañas en forma de versos, va matando los sentimientos que tanto nos costo engendrar.


con casa de viento me propuse divertirme con mis dias locos, hacer lo que quisiera en una hoja, invatarla a bailar, tocarla, mirarla o porque no, formar algun tipo de relacion con ella.

posteriormente he entrado en una especie de soledad acompañada, esa que siempre llega a las seis de la tarde y se marcha cuando logramos conciliar el sueño. últimamente los días son mas cortos, la luz vive menos, es cuando le tengo miedo a la noche y a ser poeta, algo que cuesta tragar, desaparecerlo, es cuando los gatos enfermos del espíritu buscan una compañía, un beso de contrabando, una llamada, una señal de humo entre el alma.

pero no una señal de cualquier mujer, -los poetas nacemos porque dejamos escapar mujeres y vino- una mujer que baje de la montaña para comulgar mi nombre, que solo hable en forma de versos, en forma de chica flaka de pelo largo, pantalones vakeros y lentes ray ban, pero no últimamente, esa mujerllega, pero no a verme, si no a ver a mis poemas si aun siguen vivos, no toca ninguna campana en el corazon, no le da cuerda al reloj descompuesto, se marcha entre la obscuridad de la noche, regresa siempre cuando el sol suele ocultarse
esa mujer: Poesía...


por fin lo he descubierto :
no hay enfermedad mas terrible que el recuerdo...

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